viernes, 10 de junio de 2011

Asertividad vs Irracionalidad, el miedo nos consume?

La palabra asertivo, de aserto, proviene del latín assertus y significa "afirmación de la certeza de una cosa" con lo que podemos considerar asertiva a una persona que tiene la capacidad e interés de afirmar con certeza.

Pero qué entendemos por "afirmar con certeza"?. En la actualidad la libertad de expresión ha derivado casi a cualquier nivel que se interprete en un extremo libertinaje sin ningún soporte de coherencia que permite y en muchas ocasiones fomenta al descrédito gratuito y la falacia como argumentario de fácil uso y donde cualquiera puede opinar sobre cualquier cosa, hecho absolutamente respetable siempre que atienda a unos conocimientos de base que le permitan discernir con claridad y aportar valor ya que en caso contrario se atenta contra el desarrollo de las personas y las organizaciones. A veces es suficiente con vociferar más y mejor o ejercer guerra de guerrillas antes y/o después de la tertulia.

Actualmente hay un elevado grado de incompetencia mental, una especie de incontinencia verbal desligada por completo del proceso argumentativo y basado en factores externos de apoyo que generalmente aportan escaso o nulo valor al intérprete del improperio.

Siempre provoca más miedo el que grita que el que argumenta, siempre parece "más creíble" el que invade un espacio vital que el que espera su turno de palabra, siempre parece dominar el que infringe miedo que el que transmite confianza y todo es recolecta del cultivo del miedo por ausencia de asertividad. La base de la asertividad en las relaciones humanas es saber contestar concreta y escuetamente a algo sin tener que dar más explicaciones apoyándose en la certeza de lo contestado, resumiendo muy al extremo, saber decir sí o no sin más.

Y por qué no somos capaces de decir algo tan simple como sí o no?, por qué somos escasamente asertivos y nos dejamos abducir por la irracionalidad?. En parte porque existen tópicos por todos conocidos como "quien calla, otorga" que inducen a confundir la educación con la culpabilidad ya que aparentemente quedarse callado ante un ataque irracional o un comentario sin sentido ni base alguna es aceptar el envite cuando realmente se está utilizando la educación y cordura para no dejar en evidencia al emisor del improperio aunque sea plenamente merecedor de ello.

O porque desde pequeños somos educados en el terror al ridículo y en el fomento de la desacreditación gratuita a terceros como herramienta de auto reivindicación lo que nos convierte en seres vacíos, carentes de sentido común, propensos a la disolución de terceros y a un desmesurado e irracional auto proteccionismo que consigue, en muchas ocasiones, mostrarnos como pequeños seres destructores de los demás simplemente porque no estamos capacitados como los destruidos. Y todo se basa en la falta de educación, de la cognitiva y de la ética, ausencia de sentido común y un miedo enfermizo a no ser o parecer como los demás.

Fomentemos la asertividad, digamos sí o no a jefes, amigos, familiares y demás miembros de nuestra vida, no temamos sus reacciones aunque muchas veces sean virulentas y basemos nuestra asertividad en que la reacción a un simple "no" es consecuencia no de nuestro uso de la asertividad sino de la falta de empatía del reactivo. Debemos adquirir la conciencia y fuerza vital que nos permita gobernar nuestra vida como debemos y queremos y no como los demás piensan que debe ser. Suele ser estadísticamente cierto que un improperio hacia nosotros es consecuencia de una carencia mayor en el emisor y es sabido aunque ocultado que la mejor forma de esconder las miserias propias es destacar las de los demás.

Ya decía Johann Wolfgang Goethe que "si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia". Es cuestión de empezar a repartir artilugios de limpieza y que cada uno limpie su vereda y la asertividad es el mejor y más económico producto de limpieza que encontraremos.



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