miércoles, 20 de abril de 2011

Nos guía un líder o nos manda un jefe?


Porque no es lo mismo, o eso creo por mi experiencia. Por definición un jefe es aquella persona que manda o dirige a otras, un superior jerárquico. Claro, si atendemos a esta definición vemos que todos y cada uno de los conceptos que aparecen se refieren a obligaciones y no a emociones, es decir, que según la definición un jefe "manda", "dirige" o es un "superior" pero en ningún punto menciona que un jefe debe "orientar", "guiar" y "potenciar" a las personas que están con él o a su cargo.

Allá por el 600 A.C. el gobernante griego Pítaco de Mitilene dijo "si queréis conocer a un hombre, investidle de un gran poder" haciendo referencia al cambio de comportamiento de las personas cuando se les asigna poder sobre otras, con lo que el abuso sistemático actual del poder en una tesitura de "jefe" no es ni mucho menos nueva.

Liderar es un concepto que está de moda pero que en líneas generales sigue desligado de lo que realmente se vive en la empresa donde el equilibrio entre emocionalidad y dictadura sigue siendo casi inexistente. Cuando falla la capacidad innata, la empatía, la inteligencia emocional y la coherencia humana aparece sobre todo el miedo a mostrar que están ausentes y el poder es cogido como tal, como una herramienta de sometimiento profesional que acaba convirtiéndose en personal.

El miedo a ser desbancado es tan antiguo como el tiempo y la dura escalada hacia el éxito profesional dentro de una empresa se rige siempre por el Principio de Peter que dice que "en una empresa, entidad u organización las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad una y otra vez, hasta que alcanzan su nivel de incompetencia", hecho que ha sido y sigue siendo demostrado a diario.

Los líderes no temen ser desbancados ya que todo su ejercicio profesional se basa en sus capacidades innatas, sin embargo el que ha escalado hasta su nivel óptimo de incompetencia o el que adolece de falta de conocimiento vive una situación de quebrando de autoestima cuando aparece en su órbita profesional alguien dotado de conocimiento que se muestra a sus ojos como un enemigo posicional más que como un apoyo funcional, lo que curiosamente no tiene nada que ver con el poseedor del conocimiento.

Estas situaciones validan las palabras de Pítaco haciendo acto de presencia el "poder". Un jefe trabajará con el "mando y ordeno" mientras que un líder utilizará el "consensúo y canalizo" obteniéndose resultados diferentes aunque el ejecutor en ambos casos sea la misma persona y ello es porque en la vertiente del "mando y ordeno" la forma de ejecutar la tarea viene en muchas ocasiones impuesta por el jefe mientras que en la del "consensúo y canalizo" viene cognitivamente delegada en el poseedor del conocimiento, obviándose en el primer caso la capacitación del ejecutor y confiándose plenamente en ella en el segundo.

Es poco alentador un escenario de desarrollo profesional en estructuras empresariales donde el conocimiento y el aporte de soluciones es erróneamente interpretado por las personas que "mandan" lo que provoca grandes retrasos en el desarrollo de esas empresas y en asociaciones o agrupaciones empresariales donde los cargos son por elección y se vela por los intereses empresariales globales el mal ejercicio del poder es aún más peyorativo si cabe ya que las empresas que forman parte de la agrupación confían su desarrollo a las personas que abanderan la iniciativa.

El ejercer el poder como jefe no convierte a esa persona en mejor profesional sino en peor persona, no ayuda al desarrollo de la estructura profesional sino que incita a generar entornos de miedo donde la gente se convierte en poco productiva y sobre todo atenta contra el entendimiento de todo el que está dispuesto a aportar su conocimiento por el bien de la empresa y ve como ese esfuerzo es tomado como una lucha de clases en la que muy probablemente será vencido.

No es nuevo ni desconocido que los grandes líderes construyen su éxito sobre el equipo de personas elegidas expresamente con las que comparte el desarrollo de sus acciones y proyectos. Cuando hay éxito empresarial se habla siempre de grandes líderes nunca de grandes jefes, por algo debe ser y ello debe dotarnos de conciencia sobre si debemos ser jefes o líderes y sobre si debemos mandar o canalizar. 

viernes, 15 de abril de 2011

Supervivientes cognitivos: no sé pero hago ver que sí

El raciocinio aplicado al conocimiento nos hace únicos en el reino animal y es lo que diferencia las acciones repetitivas y mecánicas de las creativas y orientadas. Las personas somos capaces de adquirir conocimiento, de racionalizar las situaciones y tenemos facilidad para combinar ambas para diferenciarnos, pero en ocasiones las circunstancias del entorno en que nos encontramos son capaces de perturbar esa combinación desatando situaciones pintorescas, problemáticas e incluso perjudiciales para el entorno.

La ausencia de conocimiento en un determinado momento, en un entorno donde se trate una temática relacionada con ese conocimiento y en conjunción con personas que sí tienen el conocimiento se convierte en un condicionante importante para todos cuando en ese grupo hay presente un superviviente cognitivo, una persona que carece del conocimiento necesario pero que por razones extrañas no quiere nadie detecte que no lo tiene.

Una educación que acepta tácitamente el descrédito público y el ridículo, una importante ausencia de asertividad y una delicada falta de sentido común convierten a estas personas en supervivientes cognitivos en situaciones de inferioridad de conocimiento lo que genera un escenario de tensión que conduce irreversiblemente a una electrocución relacional de los integrantes del grupo. Y curiosamente el grado de participación y exposición del conocimiento que tiene estas personas es directamente proporcional a su grado de ausencia del mismo lo que fomenta y potencia los constantes cortocircuitos en el entorno de reunión.

Pero qué extraño comportamiento mental hace creer a estas personas que saben de un tema cuando son plenamente conscientes que no saben de él?. Pues probablemente el hecho de que en realidad son plenamente inconscientes de ello de ahí que transmitan absoluta seguridad en lo que dicen y argumentan aunque ello se aleje de la realidad.

Todas las opiniones son respetables si son respetuosas y el sentido común debería guiarnos en el planteamiento de las nuestras y en el comentario de las ajenas, sin embargo cuando la supervivencia cognitiva invade un individuo el sentido común cae preso del olvido y el personaje en sí se convierten en un modelo sarcásticos de alguien que desconoce un tema pero intenta hacer ver por todos los medios que lo domina en una burda imitación de quién realmente tiene ese conocimiento.

Y el acto final de la obra se escenifica en la capacidad de contradecir, oponer resistencia numantina y finalmente atacar por cualquier flanco visible o posible, aunque sólo para el atacante, a quien realmente posee ese conocimiento en un intento premeditado y ácido de desacreditar al que para él es el "listo" del grupo, manteniendo éste último una posición de calma externa combinada con incredulidad interna y basado todo en la certeza y sosiego que aporta tener el conocimiento cierto, de cuya ausencia total se encarga el primero de evidenciar sin pausa en su propia persona con dicha ofensiva.

La naturaleza es sabia pero estas personas se encargan de anularla ocultando el sentido común bajo una capa de miedo a lo desconocido y atentando contra la integridad conceptual de quien verdaderamente tiene el conocimiento. Y la máxima destrucción nos invade cuando el superviviente cognitivo tiene asignada capacidad ejecutiva y poder para priorizar sus decisiones lo que conduce a desastres empresariales, luchas internas en empresa, envidias profesionales entre personas escasamente profesionales y conductas vergonzosas para los que abanderan su sentido común y lo adhieren al conocimiento.

Cuando coincidamos con un superviviente cognitivo debemos elegir entre alejarnos de él si es posible lo que hará que pasemos un feliz resto del día o evadirnos de su influencia si por obligación debemos asistir a la reunión, y si no tenemos más opción que entablar batalla deberemos sufrir las consecuencias profesionales y personales de una persona por la que nos hemos visto abocados y obligados a elegir el peor de tres escenarios malos.