lunes, 31 de octubre de 2011

Obedecer o contribuir?

Esa es la cuestión y vaya cuestión. Cuando hablamos de empresa, de nuestro posicionamiento en la misma como empleados aparece esa disyuntiva debiendo tener claro cuál es nuestro rol en ella y preguntándonos a nosotros mismos si somos obedientes como corderitos o participativos como perro pastor.

Está claro que cada puesto de trabajo tiene su función dentro de la empresa por ello y para obviar los puestos definidos exclusivamente para que su poseedor se limite a seguir órdenes (hecho igualmente discutible, siempre podemos y debemos participar), nos orientamos a los que tienen una responsabilidad inherente que define su significado en la empresa, a esos puestos en los que uno de los preceptos en el proceso de selección de personal es la demanda de actitud y participación, en esos en los que la empresa espera de nosotros que la ayudemos a crecer.

Nos cuesta mucho que nuestras empresas mejoren y sean más productivas y uno de los motivos que atenaza el modelo es que seguimos viviendo en un mundo empresarial regido por el miedo a ser superado por los que son nuestros compañeros de trabajo lo que hace que nos convirtamos en taciturnos, desconfiados y falsos. Y quizás no seamos culpables del todo ya que nuestra cultura educativa nos enseña a dividir recursos en lugar de sumar esfuerzos, a ser egoístas con nuestro conocimiento y nos incita a creer que si aprendemos algo y nos lo quedamos para nosotros seremos mejores que nuestros compañeros. Aunque si no lo compartimos que tesoro más triste tenemos, no?.

Vemos que si lo compartimos delante del jefe por mostrarnos mejores que los demñas es en ese momento cuando tendremos que compartirlo igualmente, con lo que retrasamos la aplicación del conocimiento e implicamos al jefe en una decisión que podría haberse ahorrado y que habría cambiado por agradecimiento si hubiéramos ido todos con la solución por haber compartido previamente el conocimiento. Pero claro, y si comparto mi conocimiento con mi compañero y es él quien lo propone al jefe como suyo, hecho harto conocido en nuestras empresas y proyectos?. Esa es la herencia a la que hacemos referencia, la desconfianza que genera el egoísmo que genera desconfianza.

Por ello tendemos a desacelerar nuestro ímpetu por participar, forzamos que nuestra actitud disminuya lo que hace que parezca que disminuye nuestra aptitud y acabamos por obedecer en lugar de contribuir.

Obedecer es cumplir con lo que se manda, punto. Contribuir es ayudar con otras personas al logro de algún fin y aunque la diferencia es manifiesta y decanta por completo la balanza hacia el plato de la contribución. Sabemos que la incitación a la obediencia a través del uso de la fuerza por jerarquía profesional está impuesta en la empresa en un grado que no es bueno para el tejido empresarial ni para los empleados que lo habitan.

Mandar es tremendamente sencillo si se está dotado de algún poder, argumentar para obtener participación y resultados ya no es tan simple ni intuitivo porque depende de la capacidad del que argumenta y ese es otro de grilletes de la empresa, tener directores o responsables que saben mandar pero no saben dirigir. La lista de ellos que ha publicado la crisis es interminable y habla de cómo está la empresa.

Y no perdamos de vista, porque la tendencia es creciente en gravedad, que tener capacidad para mandar no implica tener capacidad para saber lo que se manda y que en muchas ocasiones se cumple esta premisa ya que si el ordenante estuviera capacitado sobre el tema a tratar probablemente optaría por argumentar. Obviamente no citamos las veces que la acción es un simple "mando y ordeno" de los "porque soy el jefe", estos los dejamos para el comic. 

Pero nosotros debemos ser consecuentes con nosotros mismos, actuar como profesionales aportando nuestro esfuerzo por el bien de la empresa en la que estamos pero sobre todo para sernos fieles y apelar a nuestra dignidad personal y profesional. Aunque Perogrullo pudiera argumentarnos que esta frase le pertenece dejemos patente que como empleados nos pagan por trabajar y no por ir al trabajo, hecho que muchos no tienen claro aunque les paguen por mes hecho y no por mes anticipado. Es muy simple entender que si ayudamos a la empresa en la que estamos nos ayudamos a nosotros mismos a seguir en ella.

Obedecer o contribuir, yo tengo claro por cuál me decanto.